La premisa de The Purge está muy buena. En un futuro próximo, en Estados Unidos todo parece un paraíso: la economía funciona espléndidamente, la pobreza fue erradicada, la paz reina entre los hombres. Salvo una noche al año, que recibe el nombre de the purge (traducible por “limpieza”, en el sentido criminal del término). Durante doce horas, la ciudadanía está legalmente autorizada, instigada incluso, a castigar, torturar y asesinar al prójimo. Una especie de carnaval en el que lo que se libera no es el deseo lúdico y sexual, sino el tanático. Los protagonistas son un empresario del rubro alarmas (Ethan Hawke) y su familia (la esposa es la increíblemente linda Lena Headey, reina perversa de Game of Thrones), quienes no quieren matar a nadie. Se limitan a encerrarse en casa y activar el nuevo sistema desarrollado por papá, que cierra todas las aberturas herméticamente. Pero un afroamericano al que una patotita blanca está por dar caza pide ayuda, y ahí la cosa empieza a ponerse sangrienta. AVH acaba de lanzar esta incisiva metáfora americana con el título La noche de la expiación. Debe advertirse, eso sí, que a la hora de las definiciones, la película, dirigida por un señor llamado James DeMonaco, aliviana su negrura.