8-Crímenes oscuros,

de Kiyoshi Kurosawa. Con Koji Yakusho, Manami Koni-shi y Riona Hazuki.

2006, 103 min. AVH.

Como otras películas del gran Kiyoshi Kurosawa (sobre todo Cure, Charisma y Doppelganger), Crímenes oscuros empieza como un policial más o menos típico, con asesinatos, detectives y una investigación, y en el curso de ésta se va torciendo más y más, hasta tomar imprevisibles rumbos apocalípticos. El estado de entropía es aquí ambiental y ecológico (según la tesis subyacente, la proverbial inestabilidad telúrica japonesa sería consecuencia de desarreglos inmobiliarios masivos), pero también íntimo, con la población nipona volviéndose contra sus seres queridos. El héroe no está precisamente a salvo de este caos, que como de costumbre en Kurosawa se manifiesta de modo quieto y larvado.

6-Soy leyenda,

de Francis Lawrence. Con Will Smith, Alice Braga y Willow Smith.

2007, 101 min. AVH.

Otra película sobre el apocalipsis, que en este caso parecería más una cuestión de diseño de producción, antes que una verdadera inquietud temática por parte de sus responsables. Escrita por el temible Akiva Goldsman (“autor” de Una mente brillante y El Código Da Vinci), esta versión de Soy leyenda invierte desastrosamente el sentido de la novela original, trocando pesimismo terminal por un disparatado salvacionismo evangélico. Hasta llegar a esa catástrofe la cosa se hace llevadera, básicamente porque en términos visuales todo relato de fin del mundo goza de inevitable fascinación. Pero esas bestias mutantes que andan por ahí asustan poco: su naturaleza digital les quita toda carnadura.

7-Encantada,

de Kevin Lima. Con Amy Adams, Patrick Dempsey y Susan Sarandon.

2007, 107 min. Disney Argentina.

“Estos tipos de Shrek viven tomándonos el pelo; hagámoslo nosotros mismos”, parecen haberse dicho los ejecutivos de Disney. De esa voluntad habrá surgido Encantada, donde una típica princesa de la casa cae del cuento de hadas animado en el que vive y va a parar a una cruda y realista Nueva York contemporánea. Este choque permite una divertida confrontación entre la cursilería y ñoñez de Disney y el pragmatismo contemporáneo. Incluyendo alguna gran escena, como ésa en la que la princesa limpia una casa, con ayuda de ratas, cucarachas y otras alimañas urbanas. Aunque el encanto y convicción de Amy Adams no decaen, a la película no le resulta fácil sostener el interés de la idea inicial.

5-Extasis, jóvenes perturbados,

de Thomas Clay. Con Daniel Spencer y Lesley Manville.

2005, 96 min. Transeuropa.

Una de esas películas que funcionan como dictamen terminal del mundo contemporáneo, el film británico The Great Ecstasy of Robert Carmichael (aquí se edita con un título digno de Enrique Carreras) presenta a jóvenes drogones, nihilistas e irresponsables, haciendo de las suyas en medio de la indiferencia general de una pequeña ciudad del interior. Justo a la mitad tiene lugar una violación, por suerte fuera de campo. Esa discreción no se reitera durante la interminable, tal vez insoportable secuencia culminante, que incluye intrusión, robo, tortura, violación y muerte. Un ejercicio de sadismo apenas atemperado por la lejanísima posición de la cámara y por el tono neutro con que se observa todo.