–¿Qué opina del actual conflicto entre el campo y el Gobierno?

–El Gobierno se equivocó en muchas cosas; fue muy arrogante y quiso mantener una manera de manejarse con la sociedad que no le resultó. El tipo que salió con las cacerolas en la ciudad no lo sabe, pero repite algo que se vio en la década del ’80, del ’70, del ’60, del ’50 y del ’40, que es el gesto idiota de la clase media argentina, que está bien, que progresa y que va en contra de sus propios intereses de clase. Soy muy escéptico respecto de que eso pueda cambiar, de que esos idiotas, que siempre fueron inmaduros políticamente, cambien su conducta. Me parece que ahí hay un nudo gordiano de la clase media veleta, que es el problema argentino. Entiendo muy bien lo que hacen los del campo, porque son unos hijos de puta, no tengo medias tintas con ellos. El tipo que hoy sale a insultar a Cristina en la ciudad, cuando recuperamos un montón de cosas que hace cinco o seis años no teníamos, es más problemático porque sólo se politiza para destruir y es muy individualista. Yo tengo mucha bronca a eso y no sé cómo vamos a hacer para transformarlo. Como están las cosas hoy, creo que hay que apoyar abiertamente a Cristina, desde la construcción y señalando errores. Pero hacer política también es bancarse a los propios.