Las hermanas Susana y Silvina Szperling trabajan juntas desde 1994, cuando fueron invitadas al American Dance Festival, con sendas becas para perfeccionarse en sus respectivos campos artísticos de interés (Susana en coreografía, Silvina en la realización de video). Allí nació el primer espectáculo multimedia que realizaron a dúo, Bilingual Dueto, que luego Silvina convirtió en un videodanza. Casi simultáneamente emprendieron otro proyecto: Las hijas de Rosita, idea y creación de Susana, que presentó en Nueva York y luego en Buenos Aires, del cual participó Silvina en la realización de video (allí aparecía Rosita, la mamá, recitando poesía, mientras Susana la rodeaba con flores). Luego vinieron Paseo inclinado, La incomodidad de los cuerpos (en el que trabajó otra de las hermanas Szperling, Cecilia, hoy escritora), Croquet en el living (presentado en el Primer Festival Internacional de Buenos Aires) e Inflamable, todas creaciones de Susana en los que Silvina contribuyó en la creación multimedia. Asimismo, Silvina tiene una amplia trayectoria en la realización de sus propios videos-danza: fue pionera del género en el país con su obra Temblor y es la directora y fundadora del Festival de Videodanza de Buenos Aires. En Chámame, su última creación conjunta, “el desafío fue haber incursionado en la ficción”, explica Silvina. “Yo venía trabajando desde un lugar más abstracto, donde la palabra era totalmente poética, no tenía una función narrativa. Luego con Szis me adentré en el género documental, porque utilicé el archivo familiar y participamos mi mamá, mi hija y yo. Con Chámame, por primera vez íbamos a contar una historia ficcional mediante la danza. Me preocupé de que no fuera un video más de ficción. Hay un trabajo rítmico-coreográfico del movimiento, no sólo porque hay partes bailadas, sino porque también las partes en las que no hay danza son muy rítmicas. El objetivo del videodanza es generar un diálogo, un dúo al estilo contact improvisation entre el bailarín y la cámara. Esa química existe y cuando se encuentra moviliza al espectador. De hecho, hay grandes directores que hablan de la coreografía de la cámara sin tener la menor idea de que existe el género videodanza.”