Desde que Sbaraglia se fue a España, varios jóvenes directores han consolidado su propio camino, como Lucrecia Martel, Pablo Trapero, Lisandro Alonso y Adrián Caetano. Sobre esta camada de cineastas, el actor reconoce que es “muy buena” y confiesa que le encantaría “trabajar con Lucrecia”. Cuenta que este año estuvo a punto de ser dirigido por Lucía Puenzo, pero los tiempos “coincidían con El corredor nocturno y no pude hacerlo”. Con respecto a la categorización de Nuevo Cine Argentino, Sbaraglia subraya que “hay directores nuevos. A mí nunca me han gustado los encasillamientos, porque me parece que dentro de ese cine argentino nuevo hay una gran diversidad intelectual, cultural, artística, ideológica. Y me parece que, además, hay como un entroncamiento que tiene que ver con el Bafici, que también se necesita estructurar eso. Esta es la sensación que tengo. Pero me parece que hay mucha gente fantástica y otra que no tanto. Hay de todo. Pero a mí me gusta mucho que se hagan experiencias cinematográficas. Me gusta mucho hacerlas y me gusta mucho que otros las hagan. En ese sentido, me parece bárbaro el movimiento que hay”. Sbaraglia disiente con la división entre cine comercial y no comercial. “Yo creo que hay buen cine y mal cine, directamente. En la historia del cine ha sido siempre así. Hay cine que te puede interesar más y otro que menos. En general, me da la sensación de que a las películas que supuestamente son más de industria, ya directamente se les baja el dedo. En ese sentido, me parece un poco injusto”, concluye Sbaraglia.