Que la consideración internacional sigue siendo alta para el cine argentino se ratificó de sobra a lo largo del año. En febrero, La rabia, de Albertina Carri, fue parte de la programación del Festival de Berlín. En mayo se alcanzó, en Cannes, el máximo nivel histórico que jamás haya tenido allí el cine argentino, con el record de dos películas en competencia oficial (La mujer sin cabeza y Leonera) y tres más (Liverpool y las inéditas La sangre brota y Salamandra) en otras secciones competitivas. Encabezada por la doble ganadora El nido vacío, en septiembre una importante representación local desembarcó en San Sebastián. Pero las frutillas en el postre llegaron este mes, cuando La mujer sin cabeza apareció en el top ten anual de la revista británica Sight and Sound. Al mismo tiempo, la crème de la crème de la crítica estadounidense ponía a la última de Lucrecia Martel al frente de las películas que piden a gritos una urgente distribución en ese país. Batiendo otro record, en esa misma lista aparece otra película argentina: Liverpool, de Lisandro Alonso.