CINE › OPINIóN
› Por Hernán Musaluppi *
La concurrencia de público para ver cine argentino fue baja. La falta de promoción hace que sea imposible competir en el mercado. Si a eso le sumamos que la cuota de pantalla y la media de continuidad no están funcionando con todo el rigor necesario, el tema de la exhibición se vuelve muy difícil. Pero además la industria debería mirar hacia adentro y discutir acerca de la calidad de los productos que estamos generando. Las buenas películas siempre son buen negocio. Creo que hay que producir con presupuestos acotados, volver un poco a lo genuino de nuestra producción. Y confiar en la calidad de las películas. En términos de costos internacionales, el cine argentino sigue siendo competitivo. Ese es un punto a favor que no habría que desaprovechar.
Para el cine argentino actualmente es muy complicado prescindir de coproductores extranjeros, porque la inversión completamente local generaría un riesgo imposible de recuperar. El único reemplazo posible para la coproducción extranjera sería que las compañías de televisión participaran regularmente de la actividad, tal como sucede en los países con una industria consolidada. A propósito de la televisión hay dos datos negativos. El primero es que sigue sin cumplirse la cuota de pantalla que la Ley de Cine, promulgada hace ya quince años, prescribe para los canales de aire. El otro es que acaba de darse un paso atrás en términos de difusión televisiva de cine argentino, al dejarse de lado el derecho de antena, que permitía que al menos el canal oficial exhibiera nuestras películas. Otro dato preocupante, en términos de difusión, es que ninguno de los festivales de cine de más porte (el de Mar del Plata y el Bafici) le sirve a la industria local. Debe entenderse aquí por “industria” no sólo a un sector, sino al conjunto de películas producidas en el país. Este tema de la utilidad de los festivales no es menor y, sin embargo, parece no importarle a nadie.
Las últimas modificaciones anunciadas por el Incaa para los planes de fomento me parecen beneficiosas. Lo que sigue faltando es fomentar la aparición de fondos regionales de coproducción y financiación en América latina, para no depender de Europa. Habría que investigar también la aplicación de leyes de incentivo fiscal en el cine. Y descomprimir la cantidad de películas que salen en salas de cine por año, derivando un porcentaje de la producción a telefilms que cuenten con presupuestos lógicos, con pantalla asegurada.
* Socio fundador de la productora Rizoma. Produjo, entre otras, Los guantes mágicos, No sos vos, soy yo y El custodio.
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