TEATRO
Una comicidad con repulsión
La adhesión que obtienen algunos grandes malvados de la historia es el núcleo de La resistible ascensión de Arturo Ui, escrita por Brecht entre marzo y abril de 1941 con la colaboración de Margarette Steffin. Una pieza a la que el autor alemán calificó de parábola destinada a destruir la admiración que habitualmente inspiran los criminales que se presentan como salvadores. La obra original sitúa la acción en la ciudad de Chicago, alrededor de 1938 y en un ambiente mafioso. El delito y la connivencia son moneda corriente para Arturo Ui y sus buenos muchachos. De esa atmósfera da cuenta el mafioso Givola, quien ante una parodia de juicio protesta por lo que considera una calumnia hacia los “animosos muchachos, todos de sangre pura, que sólo a plena luz disparan”. Roto el tejido social, el asesinato, el robo y el engaño se convierten en tragedias cotidianas. Para poner fin al caos surgen individuos como Ui, dispuestos a ofrecer amparo. De ahí el código: no “comer” a quien no se meta con ellos. Nacido en Augsburgo en 1898 y fallecido en Berlín, en 1956, Brecht introdujo en esta obra fragmentos de dramas de William Shakespeare y apuntes cómicos inspirados en el Fausto de Goethe. El primer montaje fue de Peter Palitzsch (en noviembre de 1958, en Stuttgart), quien la repuso en abril de 1959 con el Berliner Ensemble. Entre las numerosas indicaciones que Brecht dejó escritas, el investigador John Willett destaca evitar la mera parodia y tener presente que “el elemento cómico debe ser, hasta cierto punto, repulsivo”.