Cuando se les propone hacer una analogía metafórica del tema de la película, con respecto a si sienten que es un momento de soledad del cine argentino con el público, Carranza sostiene que, en realidad, él siente que “es un momento de soledad del cine con el mundo. Salvo Estados Unidos, hay como una crisis general para que la gente vaya al cine. Es difícil interpretar si esa soledad tiene que ver con la falta de identificación o por la mayor cantidad de recursos técnicos como para tener actualmente las películas en tu casa. Eso ha hecho que disminuya mucho la cantidad de gente que va al cine y es difícil decir qué es lo que está pasando exactamente”. Su coequiper, en tanto, agrega que “es muy difícil competir. Las empresas grandes salen con muchas copias. Uno no tiene la misma promoción en la vía pública o en medios como la televisión como para poder hacer que todo el mundo se entere. A veces, la gente no se entera de que hay una película argentina. No necesariamente porque esté buena o mala, sino porque realmente es muy difícil competir con los otros. Yo creo que hay una soledad y ojalá que se pueda revertir. Y que, de a poco, el público argentino se desilusione cada vez menos de lo que ve. Y ya que el cine es una propuesta cara, que la gente apueste en películas argentinas”, se ilusiona Galardi.