El fantasma de la Opera está basado en la novela homónima de Gaston Leroux, de 1910. Es una de esas leyendas de bambalinas, bien gótica, llena de misterio y tragedia pero también de romance. Todo comienza a mediados del siglo XIX, cuando en la Opera de París, en plena época de esplendor, empiezan a sucederse extraños acontecimientos: el pesado telón cae en medio de un ensayo atentando contra la vida de la Prima Donna (Mirta Arrua Lichi); más tarde finalmente el jefe de tramoya será asesinado, la Prima Donna enmudecerá y finalmente la pesada araña del salón caerá estallando en pedazos contra el piso. En medio del caos y ante la negativa de la Prima Donna de volver a subirse al escenario, alguien recomendará a una suplente inesperada: la joven Christine Daée (Claudia Cota), que ha estado tomando clases con un misterioso maestro a quien llaman “El ángel de la música”. En su primera función como estrella, Christine se reencontrará con un amigo de la infancia, Raoul (Nicolás Martinelli) y ambos se enamoran perdidamente. Sin embargo, alguien más reclamará el amor de la muchacha: el responsable de los terribles acontecimientos dentro del teatro, el fantasma (Carlos Vittori/Juan Pablo Skrt), quien raptará a la artista y la llevará a su escondite subterráneo para obligarla a cantar para él (es allí donde Christine y el fantasma interpretan los dos famosos temas de la obra: “El fantasma de la Opera” y “La música en la noche”). En lo que sigue de la pieza, el fantasma enviará notas a los gerentes del teatro para que Christine protagonice las futuras obras, reemplazando definitivamente a la Prima Donna, mientras que la joven, a escondidas, en lugar de corresponder el amor del fantasma, se comprometerá con Raoul. Finalmente, los miembros del teatro idearán un plan para atrapar al causante de todos los desastres: una nueva ópera con Christine a la cabeza, perfecta carnada para tenderle un plan al fantasma. Sin embargo, este último se saldrá con las suyas para volver a raptar a Christine y llevarla a su escondite. Allí, ella deberá tomar la decisión final: quedarse con el fantasma para siempre o volver a la superficie a sabiendas de que, si elige la libertad, su amado Raoul morirá.