Las voces de los protagonistas
- Elena Tasisto, actriz: “Muchos autores se olvidan de la necesaria correspondencia entre lo que escriben y lo que hacen, y no ven que el hambre y la pobreza avanzan furiosamente y que debiéramos plantarnos ante este maltrato. Admito que ellos, como cualquier otra persona, se sientan impotentes frente a estos dioses contemporáneos que ensalzan lo que nada vale y humillan lo que parece de más precio”.
- Leonor Manso, actriz y directora: “El ritual del teatro –ese rito de presencia entre actores y público– cumple una función social. La complicidad con el público se da por las circunstancias que se comparten”.
- Ricardo Bartís, actor y director: “Desde hace años, los teatros independientes vienen organizando el tejido social desde la reivindicación de una cultura y sobre la posibilidad de reflexionar sobre ella. El teatro argentino ha sido una expresión constante en los festivales europeos y, en los últimos tiempos, mostró otra cara cuando en todo el mundo aparecíamos como ladrones”.
- Andrés Rivera, autor de novelas, ensayos y cuentos: “Ante la censura, uno tiene que preguntarse quién censura. Si es alguien dispuesto a discutir y pelear por lo que sinceramente cree o si es alguien que está en el poder o trabaja para el poder. El poderoso no discute: compra y manda. La política es así en este país ‘generoso’, como lo expresa el Preámbulo de la Constitución”.
- Luciano Cáceres, actor, director: “No discutimos la educación ni los cánones que nos imponen. Se nos dice continuamente que debemos vivir de una determinada manera para no perder, para no fracasar, sabiendo que esa educación y esos cánones no son los mejores”.
- Robert Sturúa, director georgiano: “Aquellos optimistas que piensan que los males no pueden repetirse son los que abren el camino a toda esa gente que quiere adueñarse del pensamiento y de la libertad de los otros. Por eso tenemos que insistir en que el mal está siempre en acecho y que existen personajes dispuestos a todo. Es preferible hablar de lo peor”.
- Patricio Contreras, actor: “El actor es el único ser que tienen noción clara del absurdo de la vida. Lo ha escrito Alberto Camus en El mito de Sísifo. El actor sabe que eso que hace es efímero y se aboca a vivir muchas vidas con ese conocimiento. En dos horas de espectáculo debe vivenciar lo que quizás un espectador no experimente en cincuenta años”.
-Eduardo Pavlovsky, dramaturgo, actor, director, médico psicoanalista. Repuso Variaciones Meyerhold: “En nuestro país la imaginación fue muy castigada: nuestra dictadura sembró el crimen y la tortura en los defensores de la imaginación y la crítica”.
- Alejandra Boero, actriz, directora, fundadora de teatros, el último, Andamio 90: “Conozco a algunos artistas que fueron hasta cinco y seis veces a pedir la habilitación para su sala y nunca obtuvieron respuesta. Esta va a ser una larga lucha, como siempre. Para los peces gordos del espectáculo todo se soluciona rápido, porque si hay demora terminan ‘arreglando’. Por eso, los que estamos en contra de la coima tenemos que pelear para que haya reglas claras, y ayuda cuando es necesario hacer modificaciones en las salas”.
- Alfredo Alcón, actor, director: “El teatro sigue existiendo porque le da al público la libertad de mirar adonde quiera: es él quien hace su propio montaje. Uno está allí, iluminado, y los espectadores en la penumbra... hay algo de interrogatorio policial en todo eso”.
- Estela de Carlotto, presidenta de Abuelas de Plaza de Mayo: “El enorme mérito de Teatro por la Identidad es decir desde el escenario la palabra justa para brindar a los espectadores luz sobre la historia que nos oprime a los argentinos desde hace décadas y que aún no todos conocen o entienden. Sacudir las conciencias, hacer real la solidaridad y transmitir a los jóvenes mensajes bien intencionados para que seanpartícipes en la etapa de reconstrucción democrática”.
- Jorge Paladino, médico, autor, director de Teatro de las Ollas: “El humor ayuda tanto como la esperanza de que se puede ser feliz y compartir esa felicidad con los otros. Yo sólo creo en los que trabajan, estudian y quieren que los demás tengan esas posibilidades. Esa gente es la esperanza y el futuro del país y no los farsantes, ladrones y asesinos que nos representan. Mis personajes son los que saben enojarse, y escribo sobre ellos”.
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