OPINION
¿Dónde está el teatro?
› Por Mirta Bogdasarian *
El teatro se sostiene por la actuación, y la actuación es una fuerza. El resto es satelital, útil, pero complementario. No debe pensarse una obra de teatro únicamente como un producto correcto, prolijo o bello, ya que es desconocer la esencia más pura del hecho teatral, que es que está vivo, que sucede allí, que late (o no) frente al espectador. En la mayoría de las experiencias teatrales de hoy el despliegue de esa potencia de actuación es bastante magro. Los trabajos teatrales suelen adolecer de una especie de confusión de áreas: muchas obras apuestan a la coquetería estética y para desplegar belleza hay campos artísticos más fértiles como el cine o la pintura, otras tantas se basan en cierta intelectualidad más útil en terrenos como la sociología o la filosofía. Es muy pequeña la porción teatral que hace uso de su propia fuerza. El circuito oficial repite hasta el hartazgo viejas formas de representación que no producen ningún efecto en el espectador, narcotizan, entretienen vanamente en base a derroche económico y no tiene ningún interés en promover nuevas formas o discursos. Algunos artistas que, por confusión mediática, son incluidos en lo que llaman off hacen algo bastante parecido a lo oficial, pero con menos infraestructura y más tiempo. En los lugares en que circula mejor esa potencia, sin contaminación, con la pasión y la fiereza que pueden aportar la actuación en las clases, en los talleres de formación de actores. Una ley por desgracia vencida: en la periferia reside la fuerza.
* Actriz.
Nota madre
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