MUSICA
Visitantes para todos los gustos
Cualquiera que revise los borderós de los teatros de este año podría llevarse una impresión a tono con la euforia económica oficialista: figuras internacionales, no necesariamente conocidas a nivel masivo, que agotan localidades que superan los 100 pesos, y que además agregan funciones ante la demanda de público. Este fue un año con muchas visitas del Brasil, algunas alentadas por un importante sponsor privado, como Gilberto Gil, Toquinho, Jaques Morelenbaum y Maria Bethania, que dio un recital conmovedor, con fuerza vocal y escénica intactas.
También vinieron algunos de los nuevos exponentes de la música popular brasileña, herederos que siguen caminos propios con mixturas que acercan el rock o la electrónica. El espectador local –al menos, el que pudo pagar las entradas– pudo escuchar, por ejemplo, a Bebel Gilberto, Monica Tomasi, de Rio Grande do Sul, Gladston Galliza, Moreno Veloso con el trío que completan Doménico y Kassin o Paulinho Moska, cada vez más popular por estas tierras, de la mano de su amistad con Kevin Johansen y Jorge Drexler, y de un tema traducido y convertido en hit tras sonar en las escenas calientes de la telenovela Amor en custodia. El show que dieron Johansen y Moska en una carpa del Personal Fest, aislado de la extraña mescolanza que sonaba mientras tanto por afuera, fue un ejemplo de cuánto hay de común en las búsquedas de los nuevos cantautores de uno y otro lado de la frontera.
Pero, además, distintas producciones locales consolidan la hermandad, como el bello disco doble que editó Pedro Aznar, Aznar canta Brasil. Y el sello Random, propietario de un vasto y rico catálogo, editó una serie de discos de fundamentales del Brasil, como el que registra el concierto que dio Antonio Carlos Jobim en 1981 en Belo Horizonte, al frente de su piano. Fue, también, el año del regreso de Serrat, a esta altura casi un local, ya recuperado de un cáncer de próstata y embarcado en una extensa gira que aquí abarcó varios puntos del país. Serrat 100 x 100 –tal el nombre de la gira– trajo al catalán en un formato novedoso: sólo acompañado por piano o guitarra, mostró sus clásicos en un clima de intimidad sorprendente.
Por el lado de los intérpretes latinoamericanos, además de visitas de murgas que ya juegan de local como Falta y Resto, la venezolana Cecilia Todd o la peruano-mexicana Tania Libertad, el mejor show del año fue, sin dudas, el que dio Silvio Rodríguez en el Luna Park, junto a una orquesta de cuerdas sutil y precisa, y con un puñado de canciones de ahora y de siempre.