El viaje del artista –le dice el señor Peer a Kazbek– encierra el propósito secreto de encontrar a su maestro. Durante su viaje, que se alarga años, el artista se formula con exactitud una lista de preguntas inspiradas por otras obras que encuentra en su camino. Son preguntas de orden compositivo, temático y moral. Pero el artista nunca encuentra al maestro. Por eso avanza. Como ya se ha marchado demasiado lejos, y perdería mucho tiempo en volver a su punto de origen, o simplemente ya no puede volver, se sienta a crear su obra en el destierro. Cuando empieza a pensar de qué tratará su obra, la respuesta se impone sola: transcribirá todas las preguntas que iba a plantearle al maestro que ya no encontrará nunca. Una vez concluida la obra, el artista observa y le surge la tentación de hacerle preguntas, muy diferentes a las que tuvo en un principio. Y la obra, nunca lo hubiera sospechado el artista, le responde.

* Fragmento de Kazbek (Eterna Cadencia).