Natalia Oreiro empezó a hacerse famosa en la telenovela Ricos y famosos, junto a Diego Ramos, una de sus escasas experiencias como millonaria antes de pasar al rol que mejor le cabe: el de pobretona simpática, con potencial para enamorar al joven heredero mucho antes de que lo hiciera Floricienta. Desde Muñeca brava, acentuó todos los rasgos de la heroína clásica hasta convertirla en otra cosa: tan excesiva que se volvió paródica (ayudada por el inteligente guión de Enrique Torres). Combinó siempre su carrera televisiva con la edición de discos (Tu veneno, Natalia Oreiro y Turmalina) donde aplicó un alto componente teatral a su personaje de cantante dramatizada con rasgos de estrella porno y superheroína de comic. La música la convirtió en una estrella de altísima convocatoria en Israel y Rusia. En cine protagonizó un film comercial como Un argentino en Nueva York y otro más personal como Cleopatra. Con El Deseo (2004) intentó correrse a una zona por fuera del culebrón clásico, transgrediendo con un romance triple y la introducción del suspense como nudo dramático, pero no le fue bien en el rating. El regreso a la tele se da con una telenovela de tipo clásico, coprotagonizando con Facundo Arana, en una historia de chica pobre (boxeadora) enamorada de chico rico (corredor de autos), y es –además– su ingreso a las huestes de la productora Pol-ka.