- Aunque en general el ambiente fue de alegría, la ansiedad pudo con los primeros de la fila, que se “llevaron puestos” los controles apenas se abrieron las puertas. Fue sólo un ratito y no pasó a mayores. La decepción de los que acamparon desde la noche anterior para estar frente al escenario debe haber sido mayúscula cuando descubrieron que desde el tablado salía una enorme pasarela que llegaba hasta la mitad del campo de juego de River. Los fans saben que Angus no puede resistir el impulso de caminarla una y otra vez.

- El público que llegó desde temprano no era tan “ortodoxo” como algunos esperaban, sino más bien heterogéneo: había muchos padres con sus hijos y todas las generaciones disfrutaban poniéndose los cuernitos rojos –con luces intermitentes– que se vendían como parte del merchandising. Todo un símbolo del “diabólico” Angus Young, repetido sobre las dos enormes gorras con la “A” que estaban a los costados del escenario.

- Los primeros encargados de hacer el aguante hasta la hora del comienzo del show fueron los Héroes Del Asfalto. El líder de esa banda, el baterista Michel Peyronel, ya había abierto los shows de AC/DC en 1996, en una de las tantas reuniones de Riff. Después llegaron Las Pelotas, que fueron recibidos con cierta indiferencia pero sin mala onda. Germán Daffunchio y los suyos hicieron un set breve que sonó muy mal y que incluyó “Shine”, “Esperando el milagro”, “La mirada del amo” y el clásico de Sumo “El ojo blindado”.