“Un buen cuento es aquel que sentís que te agarró y no podés largarlo”, sintetiza Inés Fernández Moreno. “Sé hacia dónde voy, lo que voy a contar. No es que empiezo a escribir y ando a la deriva porque a ciegas uno se va al diablo”, plantea la escritora. “Tal vez una forma de escribir una novela sea a la deriva, pero en un cuento para mí es imposible. De hecho me ha pasado de empezar a escribir un relato pensando en cierto final y cuando voy por la mitad se me ocurre otra variante. Cuando se me ocurrió otra variante, tengo que arrancar otra vez del principio porque cambia todo. Si alguien cambia de idea por la mitad del cuento, se nota”. La autora de Mármara repite que siempre sabe hacia dónde va; que el cuento debe tener una tensión, una economía. “Podés entrar en una digresión siempre y cuando te tenga en un filo y sea interesante, divertida, o sea lo suficientemente atractiva para que se justifique que te hayas desviado de la línea trazada. El abecé del cuento tiene que ver con saber hacia dónde vas, con cierto rigor, economía, mantener cierta tensión y producir un efecto. El cuento tiene que moverte algo adentro. O te mueve la compasión, el deslumbramiento, la atmósfera, o como decía Borges, la inminencia de una revelación.”