Actor de teatro, cine y tevé, Jorge Rivera López dice que el Luis Sosa que compone en Tute cabrero le sirve “para sobrellevar un momento delicado”. La suya es una profesión que exige estar a full para sortear problemas económicos y distanciarse del desánimo. El actor es “hoy o nunca” y cumple una tarea tan efímera que marea. La falta o no de coherencia es también motivo de reflexión para este artista: “A veces, esta profesión no favorece la coherencia, y uno tiene que optar por transar o morirse de hambre. Pero es cierto que se puede trabajar muy bien en el más modesto teleteatro y muy mal en una obra de Shakespeare”. En este momento, espera la confirmación para actuar a futuro en un montaje de Oscar Barney Finn. Sería en El precio, de Arthur Miller, obra que el actor protagonizó hace años dirigido por Oscar Ferrigno (padre) en el Teatro Liceo. Rivera López ha participado en unas 50 piezas teatrales de fuste, como Verano y humo, Esquina peligrosa, Asesinato en la Catedral, Rashomon, La pucha, de Oscar Viale; El viejo criado, ¡Ay, Carmela! y La zarza ardiendo. En cine se lo vio, entre otras películas, en Los jóvenes viejos, La fiaca y Momentos robados. Integró grupos independientes, recibió distinciones, se dedicó a la docencia y a la actividad gremial. Actualmente, preside el Centro Argentino del Instituto Internacional del Teatro (ITI).