Así como cuando a comienzos de los noventa irrumpió Pol-Ka con Poliladron, inaugurando una nueva etapa en el sistema de producción televisivo y en el lenguaje y la estética de la ficción local, desde hace algunos años productoras como Rosstoc y Underground renovaron el género con programas como Todos contra Juan, LaLola, Los exitosos Pell$ y Ciega a citas. Un proceso que se hace evidente desde la forma pero también desde la temática y la manera de abordar a los personajes. “Toda nueva voz –puntualiza Pauls– siempre viene a sumar y es beneficiosa, en cualquier ámbito. Nosotros nos podemos alimentar de Pol-Ka y Pol-Ka puede ahora alimentarse de nosotros. Cuando nos proponemos qué contar no nos ponemos el objetivo de retratar la vida de un determinado tipo de gente que no tiene acceso a los medios o a la que se la suele relatar de forma monocorde por el periodismo o la ficción. Lo que contamos surge de modo mucho más natural y menos pensado. Es nuestra visión sobre un programa o una temática sin pensar en romper con lo establecido. Lo que nos pasa lo llevamos al aire.” En ese sentido, el actor y productor está convencido de que la nueva ley de medios audiovisuales podría ayudar a mejorar el nivel televisivo y a la pluralidad de visiones sobre la realidad. “Cuanto más se abra el abanico de posibilidades de que productores entren a contar, más voces habrá y más revolucionaria será la TV. Cada uno tiene su propia mirada sobre la realidad: en la tele no hay genios, sólo miradas. Tiene que ver un poco con la situación que estamos viviendo hoy respecto de la ley de medios: nuevos lenguajes y voces surgirán cuando se pluralice la información o la visión de lo que sucede. Si la realidad me la cuentan tres o cuatro, va a ser una; si me la cuentan cincuenta, seguramente voy a tener la posibilidad de ver el mismo hecho desde diferentes planos. Cada productor elige poner la cámara donde quiere y edita lo que quiere, según sus propios parámetros”, explica Pauls, que en TV de aire abasteció de programas a América, Canal 7 y Telefe. “Ojalá hubiera más productoras produciendo: hay que abrir la industria porque hay demasiados pilotos guardados en oficinas de programación que son geniales”, concluye.