En Oriente es común que los mandalas se hagan en grupo y utilizando fina arena coloreada, para demostrar que ante el primer soplo la belleza vuelve a fundirse con el universo. También la música comparte ese carácter efímero. “En el show voy por un encuentro de grandes y nenes, una unidad en lo diverso y un amor que al repartirse crece”, acota Cincunegui. No quiere que la etiqueten como una cantante “rara” ni “palermitana”, ni como el brazo melódico del Progresismo Infantil. “Me molesta este modelo que se está armando de los ‘cantantes para chicos’. Muchos se despistan, porque no saben si lo mío es para chicos, para grandes o para quién. Yo pregunto, en cambio, cuándo podremos evolucionar más allá de esos rótulos.”

Hace un par de semanas, durante una actuación en La Trastienda, la cantautora pasó por “una experiencia conmovedora”. “Tuvimos pogos, abrazos, silencios. Los chicos volvieron a sus casas y los papás me contaban que siguieron haciendo música hasta la noche”, se emociona. Con todo ya listo para la movida de hoy, adelanta que será “una tarde de música para pintar, con sonidos y colores en el aire, sorpresas y emociones”. La acompañarán Roberto Fighetti en batería, Ezequiel Rivas en bajo, Santiago Valiente en guitarras y Marcos Cabezaz piloteando la marimba, entre otros.