“El aislamiento en que están las poblaciones latinas pobres hace que la presidencia de Obama se viva como un fenómeno remoto, que no conlleva ninguna influencia en lo cotidiano”, sopesa Bourgois. “Eso no quita que los discursos asociados al sistema sanitario y la salud pública se estén convirtiendo en un foro donde plantear propuestas que –para los cánones de allá– son cuasi subversivas. Nadie se interesa por el sueldo mínimo o los derechos de los trabajadores. En contraste, se está atendiendo a consignas como ‘cobertura para todos’ o ‘derecho universal a la salud’ con una gran empatía de la opinión pública. Tanto es así que a mí me financia el Instituto Nacional de Salud.”

–¿No les molesta que usted tenga influencias marxistas?

–No lo sé. En Estados Unidos, la mayor parte de la gente es analfabeta en términos de teoría política. Yo puedo ser todo lo marxista que quiera y ellos no se van a dar cuenta porque no saben lo que es. Allá el discurso político ronda alrededor de otros temas, como la voluntad de Dios y la importancia de la familia tipo. Son pantallas que en el fondo no tienen demasiado que ver con las raíces de la dinámica histórica. Espero que eso pronto se modifique. Tenemos la tasa de asesinatos más alta de los países post-industriales. Proporcionalmente metemos más gente en la cárcel que cualquier otro Estado. Nuestras tasas de desigualdad son las más altas del mundo desarrollado. Somos, para abreviar, una caricatura del modelo neoliberal.