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Guerriero nunca estudió periodismo, apenas se anotó en algún curso que abandonó a mitad de camino. Aprendió “canibalizando” a sus autores preferidos. Cuando llegó desde Junín para entregar “Ruta cero” –su primer relato publicado– nunca se imaginó que ese hecho le marcaría para siempre su futuro.

–Dada la realidad de los medios, ¿se imagina una situación similar a la suya, cuando presentó su primer texto en una redacción?

–Quisiera pensar que sí, que si hay un editor curioso puede pasar. Mi experiencia es que no todo el tiempo están llegando cosas buenas. Mucha gente quiere publicar y no todo lo que proponen tiene cierta calidad. Yo como editora me intereso si me pongo a leer un texto y después de sus primeros dos párrafos quedo atrapada y quiero saber quién es el autor, qué otras cosas escribió.

–¿Reivindica el periodismo como un oficio y no como una profesión para la que se necesite un título?

–Qué sé yo... Es verdad que con el tema de las facultades y los masters y posgrados el trabajo se canaliza por otro lado. Pero yo sigo creyendo que el periodismo es un oficio que se puede aprender estando en una redacción, haciéndolo. ¡Esto es periodismo, no es física cuántica! Los grandes periodistas que leemos todos –-Gay Talese, Capote, Susan Orlean– son personas que no estudiaron periodismo y enseñaron con su oficio, escribiendo cosas maravillosas.

–¿Y cómo cambió Internet, un medio que en la Argentina tiene poco más de diez años, su trabajo como periodista?

–El primer medio de afuera con el que empecé a colaborar fue El País, de Uruguay. Recuerdo que venía Elvio Gandolfo, yo le daba el diskette con la nota y se iba. No podría trabajar para El País de España, o para El Mercurio de Chile, o tardaría años, qué se yo... Todo eso a nivel básico, pero después también a nivel de buscar información, de leer, de investigar, es útil.

–¿Y no la atrajo la inmediatez de los blogs?

–Hay que sentir la necesidad de estar contando algo casi en tiempo real, que yo no la siento; hay que tener algo para decir en un blog, que yo no lo tengo; y es un nivel de ego y de exposición que a mí no me interesa.

–Usted dicta talleres, da charlas y escribe periodismo narrativo. Si hay tantos interesados en ese tipo de textos, ¿qué pasa que hay pocos lugares donde encontrarlos?

–Siento que en estos momentos, en los que se habla del periodismo y su crisis, hay una avidez de la gente que escribe y no hizo periodismo, o de aquellos que sí lo hicieron, en hacer este tipo de periodismo. Mi fantasía es que, si somos unos cuantos los locos que estamos esparciendo el entusiasmo por hacer esto, el espacio aparezca. No creo que haya gente que invierta su guita y su tiempo en hacer algo que está terminado, que no tiene un futuro.