TEATRO
› Por Guillermo Cacace *
Un fenómeno que ya se venía gestando hace tiempo se visibilizó con más fuerza durante este 2010: parece disolverse la frontera entre la escena independiente, la oficial y la comercial. La actual temporada confirma que el dispositivo de producción no es garantía exclusiva de calidad... Pero tengamos mucho cuidado: esto no implica que unos y otros dispositivos sean lo mismo porque, entonces, ¿qué justificaría la existencia de cada espacio y las diferentes reesponsabilidades a asumir en cada uno de estos ámbitos como artistas, como productores, como público? Las diferencias, que son muchas, crean la potencialidad de teatralidades alternativas. Tal vez el punto más delicado es que quienes deberíamos estar llamados a estimular dicha diferencia la omitamos en las declaraciones públicas, nos hayamos sustraído del debate o simplemente que –al darle lugar– hayamos sido alimento para seguir reproduciendo en nuestro ámbito 0la aberrante dinámica de los enfrentamientos mediáticos. Contribuir a la confusión es una operación política peligrosa cuando crece el mercado del mero entretenimiento. De la necesidad de una escena alternativa surgió alguna vez una periferia, un sector que aún hoy, con todo lo que haya que revisar, sigue siendo la mayor fuente de producción subjetiva: el teatro independiente. No se trataría, más allá de lo que a cada uno le quepa más, de ámbitos mejores o peores, se trataría de ámbitos necesarios en su corte y aporte singular.
* Actor, director y docente.
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