Martes, 21 de junio de 2011 | Hoy
CULTURA › OPINIóN
Por Daniel Riera *
Este es un libro cuya base es el formato pregunta-respuesta. Yo me preguntaba por qué razón el más grande poeta argentino eligió este lenguaje, este recurso, para contar esta historia. Y hallé dos respuestas: la primera es que era el más adecuado, que al relato de los sobrevivientes tal cual está no hace falta que alguien se ponga a reconstruirlo como si se tratara de una novela: es innecesario porque el relato es lo suficientemente fuerte, lo suficientemente potente. En la entrevista–prólogo, donde Urondo cuenta cómo hizo el libro, dice: “Son, evidentemente, hechos muy trágicos. Los hechos trágicos, como toda situación difícil que se vive, tienen una limpieza muy grande. No hay ornamentaciones en los hechos realmente trágicos. No necesitan ningún tipo de énfasis (...). Su relato tiene esa característica, esa sequedad o austeridad de las verdaderas tragedias. Que, más que individuales, son tragedias colectivas”.
Aquí hay una lección de periodismo: elegir el tono y el estilo de relato más pertinentes para contar la historia que hay que contar. También pienso en un hecho práctico: en la necesidad de que este libro estuviera en imprenta cuanto antes, que llegara cuanto antes a sus lectores. La mejor decisión estética se corresponde con la mejor decisión ideológica, y esto suele suceder en los grandes relatos, en los grandes libros, en los grandes escritores.
* Periodista y escritor. Dirige la colección Crónicas del Continente y es uno de los editores de la revista Barcelona.
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