Miércoles, 31 de agosto de 2011 | Hoy
MUSICA › OPINIóN
Por Karina Micheletto
El Festival y Mundial de Tango es el evento más importante de su tipo en el mundo. No es exagerado plantearlo de este modo, siendo el tango la marca identitaria de la ciudad, pero sobre todo al comprobar la expectativa que genera en los milongueros que siguen la competencia de baile como un mundial de fútbol, o en los que no han escuchado ni bailado tanto pero sospechan que allí pueden encontrar lo mejor de lo tradicional, descubrir lo mejor de lo emergente. La dirección artística, a cargo de Gustavo Mozzi, ha dado muestras de criterio ante estas expectativas. Pero, al mismo tiempo, un festival que se va reduciendo año a año, inevitablemente va dejando con ganas de mucho, a muchos.
A tono con el espíritu colorido de la gestión de la ciudad, los organizadores anuncian un balance de cifras rimbombantes. Mientras tanto, la simple comparación de los libritos de programación que se entregan cada año da un poco de tristeza. Cubro el festival desde el año 2000 y los libritos que he ido acumulando son un registro inapelable. El festival tuvo, por ejemplo, 19 sedes diferentes en 2008, 10 en 2009, 9 el año pasado. Sólo 4 este. Para atrás, en gestiones anteriores, las cifras ascienden, por ejemplo, a 75 en 2004, o 55 en plena crisis de 2001. Entre esas sedes se contaban los centros culturales de los barrios, los bares notables y otros boliches de tango, los anfiteatros y teatros del complejo de la ciudad, el Colón.
Sería una trampa, sin embargo, caer en la cifra vacía: detrás de esas cifras, lo que hay –o deja de haber– son políticas culturales. La primera decisión para el tango del gobierno reelecto fue borrar del calendario una fecha: donde antes había dos festivales, uno para la música, en verano, y otro más adelante para la danza, ahora hay un combo 2 x 1: FestivalyMundial. Donde antes había movida barrial, ahora hay centralización. Las producciones propias, que distinguen ésta de otras ofertas de la ciudad, también se han ido achicando, y con ello las posibilidades de pensar alguna continuidad, más allá del impacto de la fecha. Mientras tanto, el tango hoy se agita en la ciudad por su propia fuerza, verificada en festivales independientes, potenciada por redes de autogestión. Lo bueno, si breve, ¿será dos veces bueno?
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