The Last Movie (1971) es el segundo largometraje como director de Dennis Hopper y un film reconocidamente maldito. Después del éxito –sorpresivo, enorme– de Busco mi destino, la compañía Universal decidió darles crédito a los jóvenes directores de entonces y el primero en la lista fue, por supuesto, Hopper, que aprovechó la oportunidad e hizo dos viajes en uno: el primero hacia una remota localidad peruana llamada Chinchero y el segundo, más íntimo, personal, estrictamente lisérgico. El resultado es este delirante ejercicio de cine dentro del cine, en el que Hopper interpreta a un doble de riesgo involucrado en un western dirigido por el auténtico Samuel Fuller muy lejos de Hollywood, allí donde las cosas no pueden sino salir mal. Se dice que Hopper volvió con más de 40 horas de metraje del Perú y que el surrealista chileno Alejandro Jodorowski (que venía de filmar El topo) lo ayudó con el montaje, aunque el productor Lew Wasserman no opinó lo mismo. A pesar de que la película –en el clímax del nuevo cine estadounidense de la época– se llevó el Gran Premio del Festival de Venecia, Wasserman le prometió a Hopper que haría todo lo posible porque nadie la viera. Y cumplió: al día de hoy sigue siendo una rara avis y Hopper no volvió a filmar por casi diez años. Se exhibe en el marco del ciclo “Estados Unidos, un recorrido independiente”. (Hoy a las 17 en la Sala Leopoldo Lugones.)