¿Cuántas películas tiene escritas?

–Como 30, más o menos sintetizadas. Me gustaba hacer bocetos, ahora quiero hacer una de ciencia-ficción. Pero en este país siempre hay problemas con la visión del género, excepto con Un oso rojo. Tengo fichas puestas como para que le vaya muy bien, espero que supere las 200 mil de Un oso rojo, tengo que saldar la deuda de crecimiento con respecto a la última película. Pero me cuesta encontrar productores, acá en la Argentina, afuera. Ahora quiero hacerla sobre un libro de Laura Restrepo, Leopardo al sol.

–¿Le sigue costando la coproducción?

–La tele me dio popularidad, pero me sigue costando: ha pasado tiempo, aunque a Tumberos la pasaron muchas veces. Iba a ser una serie pensada para tener 6 o 7 puntos en América e hizo 20 puntos, la impunidad del éxito te da una libertad absoluta.

–Pero en este caso no tanto...

–Trabajé libremente, aunque a Crónica... quería ponerle Atila, ya que así le decían a la Mansión Seré. Pero es una película de acción, así que los productores eligieron ese nombre. Incluso en los afiches no se vende como una película de época sino de acción.