Martes, 9 de mayo de 2006 | Hoy
OPINION
Por Ana Maria Cabanellas *
Frecuentemente los editores nos interrogamos acerca de cómo será la edición de libros en el futuro. Y si no hallamos respuestas es porque las nuevas tecnologías plantean problemas que aún no encuentran solución.
En este sentido, uno de los principales debates es el que ha surgido a partir de la puesta en marcha del buscador de libros de Google, empresa que ha hecho convenios con cinco bibliotecas para que le permitan digitalizar sus acervos y subir los libros en su totalidad a la red. Paradójicamente, si autores y editores no están de acuerdo con que se incluyan sus obras, son ellos quienes deben solicitar expresamente que éstas no sean digitalizadas. Así, Google ha invertido los términos, ya que no pide autorización sino que es el reproducido quien debe elevar su petición para no ser publicado. Por esta razón, editores y autores estadounidenses y europeos ya han iniciado acciones contra el buscador.
Una segunda cuestión que preocupa a los editores –en especial en Japón– es el uso de los teléfonos celulares y el i-Pod por parte de los jóvenes, el cual genera que el nivel de lectura de esta generación sea cada vez menor. Para enfrentar esta situación, los editores decidieron utilizar estas tecnologías en su propio beneficio y actualmente están produciendo libros digitales que se venden por capítulos para ser leídos en el celular o libros en audio para ser escuchados mediante el i-Pod. Otro problema actual es la piratería: permanentemente el editor ve cómo sus derechos son burlados por la digitalización cuando los títulos que ha producido son subidos a la red o copiados a CD-Rom. Pues se trata de prácticas que perjudican a autores, que no reciben sus derechos; a editores, que invierten y no recuperan su inversión, e incluso a los gobiernos, que no reciben el pago de ningún tipo de impuesto.
Ante este panorama, resulta necesario reiterar que las nuevas formas de edición no son las únicas posibles y que la edición tradicional continúa siendo vital. De hecho, las estadísticas demuestran que los libros en soporte papel siguen creciendo en número de títulos y en tiradas. Porque se trata de un producto maduro y a la vez dinámico, que cada día se reinventa gracias a las ideas que los editores aportamos. No obstante, ante todos estos desafíos, nosotros también tenemos responsabilidad, y ésta es destacarnos y sobre todo diferenciarnos para que nuestro trabajo sea de tal calidad que nuestros sellos editoriales se conviertan en una marca única e insustituible.
* Presidenta de la Unión Internacional de Editores, directora de Editorial Heliasta - Editorial Claridad.
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