Una curiosidad en Jorge Lavelli es su pasión por las cifras de la economía. Le permiten ubicarse en un país y completar la imagen de una ciudad. Opina que en Buenos Aires, alguna gente vive como si estuviera en París o Londres y que consume lo mismo que un ciudadano rico del Primer Mundo al que no le importa saber qué pasa fuera de su persona. El director pone el acento en “la injusta distribución del rédito”, y la ejemplifica con datos sobre la Argentina y Francia, que es “cuarta potencia mundial –apunta–, pero tiene 2 millones y medio de desocupados, 4 millones de personas con problemas de alojamiento, 6 millones de indigentes, y dispone de 10 millones de comidas gratuitas por día”. Si bien uno y otro país no son comparables en cuanto a subsidios, “otros componentes empeoran la situación de los argentinos”. Lavelli menciona la impunidad, el mal funcionamiento de las instituciones y, entre éstas, un Poder Judicial que no da señales claras de independencia.