Jueves, 18 de mayo de 2006 | Hoy
CINE › PRESENTACION EN CANNES
La prensa especializada despidió con un sugestivo silencio la primera proyección de El Código Da Vinci. Ron Howard se defendió de los ataques de diversos grupos religiosos: “Esto es entretenimiento, no teología”, dijo.
El film El Código Da Vinci, de Ron Howard, fue recibido en silencio por la prensa especializada, en el marco de una proyección exclusiva que ayer abrió la 59ª edición del Festival de Cine de Cannes, un día antes de su estreno mundial. Mientras las iglesias del mundo entero se lanzan contra la película basada en el best seller de Dan Brown, en la ciudad francesa su director se defiende: “El Código Da Vinci es una película de ficción y de distracción, aunque también puede estimular la imaginación y provocar el debate y eso es positivo”, afirmó.
En conferencia de prensa, horas antes del estreno oficial de la película en la gala de apertura del festival, Howard y la mayoría de sus actores, entre ellos Tom Hanks, insistieron con la misma idea: “La película es puro entretenimiento, y corresponde a los espectadores llegar a sus propias conclusiones. Lo que importa es lo que el espectador piense”, afirmaron conjuntamente. La charla viró en torno de los misterios de la vida y “nuestra curiosidad y nuestras ganas de explorar”, que –como remarcó el director norteamericano– “siempre es positivo estimular”. Mientras tanto, Tom Hanks, que encabeza el reparto junto con la francesa Audrey Tautou, expresó: “Como espectador, aprecio dos cosas de una película, que me guste e interese y que pueda hablar de ella, discutir al respecto”.
Hanks, que este año cumple 50 y no espera recibir un tercer Oscar por esta película, ofreció más de una muestra de su buen sentido del humor en su encuentro con la prensa. No mencionó en ningún momento tener fe alguna, pero apuntó que por su educación religiosa sabía que le habían quitado los pecados, “pero no el cerebro”. Y remató: “Esta película es una ficción emocionante pero no cambiará la concepción que cada persona tenga del tema”. Cuando alguien le preguntó si creía que Jesús había estado casado con María Magdalena, el actor simplemente respondió: “No sé, yo no estaba allí”.
El film, que cuenta una nueva historia sobre Cristo (en la que éste había tenido un hijo con María Magdalena), no fue muy bien recibido por los críticos internacionales recién llegados a Cannes. Tras la proyección, que duró cerca de dos horas y media, los presentes terminaron de ver la película en silencio, sin aplaudir, como se acostumbra en los estrenos. Según la prensa local, a la salida de la función el comentario que más se escuchó fue: “¡Qué aburrida!” Una periodista italiana apuntó que tanto los que han leído el best seller como los neófitos en las intrigas y misterios de esta historia –trasladada al cine por el guionista Akiva Goldsman (Una mente brillante)– coinciden en su decepción.
Aburrida o no, el film está en boca de todo el mundo, y no sólo en Cannes. La razón es sencilla: la trama plantea que habría existido un matrimonio entre Jesucristo y María Magdalena, cuya descendencia llegaría hasta nuestros días. Por este motivo, los religiosos de varios países se han levantado en contra del film. Las protestas desde la Iglesia Católica romana no han sido en absoluto veladas y se han propuesto llamamientos a boicotear la película, entre otras acciones. Howard, consciente del material provocador con el que está lidiando, recomendó a la gente que se pueda sentir ofendida no ir al cine hasta que haya conversado con alguien que haya visto el largometraje. “Esto es entretenimiento, no teología. Estimula la conversación y definitivamente eso es positivo”, concluyó el ganador de dos Oscar.
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