CULTURA › OPINIóN
› Por Pipo Lernoud *
Hay dos conceptos imprescindibles para hablar de revistas culturales independientes. Por un lado, el de “independencia”, entendida como autonomía frente al mercado y los gobiernos. El rol de las revistas independientes es generar un idioma distinto, mostrar pensamientos, necesidades y pasiones de las personas comunes, de la calle. También deben tener independencia económica, a través de la generación de un público, para no estar en manos de publicidades ni financiamientos estatales o privados. Esa independencia requiere incluso una forma de distribución propia, como hacen hoy los músicos y poetas independientes. El gran ejemplo es el de Los Redonditos de Ricota, que no dependieron de nadie, que inventaron su propia forma de producir discos, distribuirlos y hacer recitales sin tener que vérselas con sponsors ni subsidios, y que llegaron a una gran masividad. El Expreso Imaginario, como la revistas Crisis y Humor, cada una en su momento, vivieron de la fidelidad de sus lectores, como los Redonditos de su público.
El otro concepto es el de “cultura”: es importante no entrar en el debate de la agenda de los medios de ese momento, ni la gubernamental ni la de los grupos económicos, cada cual con sus intereses específicos. En ese sentido, una revista es “cultural” porque habla de valores más profundos y superadores que los de la coyuntura. Actualmente hay un debate Clarín-Gobierno que distorsiona la agenda: el desafío es generar una multitud de temas profundos que no tienen mención en ningún lado, como la minería a cielo abierto, las culturas indígenas, la literatura marginal o el cultivo de soja transgénica que hace Monsanto. La agenda de los medios está totalmente fabricada para distraer a la gente con pequeñas anécdotas sobre las instituciones, como diría Sui Generis, y tiene a la gilada permanentemente pendiente de si Jorge Lanata dijo esto o Víctor Hugo Morales lo otro, chismografía política que no permite pensar en términos más amplios.
En el período de la dictadura había un montón de temas de política y derechos humanos que no se podían hablar, pero también existía un mundo inmenso de valores humanos profundísimos: un mundo de artistas, de ecología, de indígenas; un universo que eludía el cepo informativo del momento. Gracias a ese mundo, El Expreso Imaginario fue un refugio frente al control mediático de los militares.
* Poeta, compositor y periodista. Cofundador y director de El Expreso Imaginario, CantaRock y La Mano.
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