La historieta argentina tuvo que lamentar tres muertes este año: las de Caloi, Cilencio y Carlos Albiac. El fallecimiento de Caloi (foto) conmocionó a todo el mundo de la cultura argentina. El creador de Clemente tenía 63 y en casi medio siglo de carrera contribuyó a la renovación del humor gráfico argentino a mediados de la década del ’60 y, además, fue un personaje central para entender la animación de autor, desde su ciclo televisivo Caloi en su tinta, que le valió múltiples reconocimientos. Pocos como él entendieron la idiosincrasia futbolera argentina y supieron plasmar el habla porteña en sus personajes. Cuando murió, acababa de llevar al cine Anima Buenos Aires, un largometraje en el que venía trabajando desde hacía años.

Cilencio había colaborado en Gente, Rico Tipo, El Gráfico, Humor Registrado, Avivato, Tía Vicenta, Satiricón, Playboy, Anteojito, Billiken, los diarios El Mundo, La Prensa, Diario Popular, Crónica y muchas otras publicaciones. También había ganado la medalla de oro del Salón de Dibujantes de la Argentina en 1966 y formó a muchos alumnos en el Museo de la Caricatura Severo Vaccaro.

Carlos Albiac fue un guionista célebre por sus notables trabajos en colaboración de Alberto Breccia, Carlos Casalla, Lito Fernández, Horacio Lalia, Oswal y otros. Incursionó en el cine y la TV y formó a muchos jóvenes guionistas con su labor en la Escuela Argentina de Historieta.