Jueves, 6 de julio de 2006 | Hoy
TELEVISION › OPINION
Por Alfredo Olivera*
Ale se lamenta porque dice que no se acuerda bien de lo que pensó para decir. En su columna de opinión del “El living de Stellita” pretende decirlo todo. Anota 35 ejes de lo que quiere hablar en una hoja; esa hoja ahora es “Todo”. ¿Podrá ese “otro” –la hoja llamada a ser otro de los tantos “Todos”– pasar a ser para Ale ese lugar donde descanse? Fernando estudia el pasado de los invitados y los presenta al filo de la ensoñación. La ensoñación soñolienta ha sabido capturarlo en personaje solitario en sus vuelos, y en pasivo sufriente de su carne alguna vez. Fernando ocupa ahora ese lugar subjetivante de quien crea. Fernando nos regala su inmensa capacidad para crear sentido en sus frases, nos abre a la imagen.
Stellita quiere salir de la Calle y paga alquiler: con esa placa termina cada programa dando el teléfono de la oficina: 4554-4356. Pero Stellita, ¿quiere salir de la calle? ¿Puede? ¿Qué será de una de sus principales actividades sociales, la de pedir a la salida de la iglesia? ¿Le harán notas en los periódicos si se va de la calle? En su “living” Stellita no mendiga. Recibe, contiene, da. De eso y de otras cosas se habla en los talleres y en los grupos terapéuticos de los viernes. Alrededor del living de Stellita se montan espacios terapéuticos con orientación periodística. Los psicólogos promueven el habla, provocan el movimiento. Colifatos producen, trabajan sobre sí mismos y en grupo. Los periodistas saben esperar a que haya sustancia para la forma. Ayudan a que el “valor diferencial” de cada uno se torne y logre comunicable.
* Fundador de La Colifata.
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