Desde Guadalajara

“Más lenta, más tranquila, no te apures.” Maitena lee lo que podría llamarse “instrucciones para agradecer un premio” en la 27a Feria Internacional del Libro de Guadalajara (FIL), que termina hoy. El público estalla en carcajadas y aplaude. Es la primera vez que una mujer recibe el homenaje La Catrina, una distinción que reconoce a creadores destacados en los campos de la caricatura y la historieta con una estatuilla de bronce del artista Sergio Aragonés, inspirada en la “Calavera garbancera” de José Guadalupe Posada (1852-1913). Quino lo ganó en 2003 y Roberto Fontanarrosa en 2006. “Estoy nerviosa por muchas razones: la última vez que recibí un premio fue en cuarto año de la escuela secundaria en la fiesta de la primavera. Me dieron el Miss Simpatía, yo quería el de la Reina de la Primavera pero no fue así”, cuenta la autora de Mujeres alteradas manifestando, a poco de empezar, que escapar de la solemnidad por la vía del humor le sienta muy bien. “No hace falta aclarar que si digo que es un premio inmerecido no es por falsa modestia. Es inmerecido en serio, si no pregúntenselo a mis colegas.”

Maitena sonríe cada vez que varios de los jóvenes levantan y sacuden máscaras gigantes con los rostros que ella dibujó a lo largo de 25 años de trayectoria en diarios y revistas del mundo. “No soy tímida, más bien todo lo contrario: hablo hasta con las piedras”, subraya la autora de la novela Rumble para desmentir, al menos en su caso, el tópico del caricaturista retraído y solitario que se comunica a través de las imágenes. “Durante años me sentí una impostora –confiesa la creadora de Superadas y Curvas peligrosas, entre otros libros que compendian sus historietas–. No se daban cuenta de que yo no dibujaba bien. Con el tiempo acepté que lo que importaba era lo que decía en los globitos.” Una anécdota ilustra el impacto que han tenido sus trabajos entre las mujeres. “Una vez, una lectora me dijo: ‘¿Cómo puedes saber lo que pasa en mi casa?”. El malentendido funciona: ustedes creen que me conocen y yo creo que los conozco a ustedes.” En un arrebato de sinceridad sobre cómo cambia el humor con el tiempo, reconoce que “a los 30 años reírte de las cirugías estéticas es muy fácil”.

Raúl Padilla, presidente de la FIL, define a Maitena como “observadora, irreverente, atrevida y original”, que “ha ilustrado la vida y el pensamiento cotidiano de toda una generación de mujeres”, además de ponderar el trabajo “inteligente, creativo y libre de prejuicios” de la ilustradora argentina. “No se duerman, ya termino”, promete Maitena. Entonces dice que “ya no están de moda las mujeres, sino lo gay”. Y advierte algo más: “El machismo parece una antigüedad pero no lo es”. Antes de sacarse fotos con los jóvenes que trajeron las máscaras, ella se burla de otro cliché del ambiente literario-cultural: despotricar contra los premios. “Nunca me gustaron los premios ni los reconocimientos hasta que me dieron La Catrina.” De mujer alterada a Catrina, Maitena se luce en la FIL.