La reflexión que puedo aportar se inscribe en el interés que, un año más, me produce la aparición de nuevas voces en el área de la escritura escénica. Si analizamos con calma el panorama dramatúrgico de los últimos años, veremos cómo a las tradicionales y consagradas escrituras de autoras y autores de afianzada trayectoria se unen nuevos nombres que, con características diferenciadas y sin necesidad de acoplarse estilísticamente a ese concepto que en otro momento se llamó generación, exploran, investigan o simplemente escriben por la propia pulsión de ser escuchados. Es imposible encontrar en ellos características comunes. Afortunadamente, el canon cayó hace años y muchos son, además de dramaturgos, directores, actores, productores e incluso creadores multimedia. La mirada de estos creadores es transversal, contaminada de lenguajes varios, y sin pudor indagan en la comedia o en géneros llamados tradicionales. Algunos son porteños y otros muchos vienen de provincias a desarrollar su aventura en esta mítica ciudad. No tengo duda: algunos son ya la continuación de unos creadores que ahora extienden su discurso estético y sus producciones por gran parte del mundo. Algunos nombres, aunque son muchos más, ya gozan de publicaciones y estrenos en salas prestigiosas. Entre ellos Mariano Tenconi Blanco, Diego Faturos, Agustina Muñoz, Maruja Bustamante, Ariel Farace, Francisco Lumerman, Alejandro Surroca, Andrés Gallina, Cristian Palacios, Mariana Chaud, Sebastián Kirszner, Sofía Guggiari, Martín Flores Cárdenas, Nacho Ciatti y Pablo Quiroga. Pero indaguen, hay muchos más.

* Director y dramaturgo español, investigador, especialista en Latinoamérica, productor y gestor cultural.