TEATRO › OPINIóN
› Por Omar Pacheco *
Más allá de lo que debe dejar un festival como el FIBA, el ya conocido teatro comercial y las pocas propuestas del teatro oficial, el circuito que debería ser de investigación, llámese off, independiente o como se le quiera denominar, careció, en general, de propuestas de riesgo y de búsquedas metodológicas justificadas en la producción. En el campo teatral se está adoleciendo de grupos de pertenencia que, a través de procesos de investigación, arriben a una estética que justifique ese aprendizaje. Sería importante recuperar el espíritu del trabajo grupal para no poner siempre el acento sólo en producciones efímeras, que no nos diferencian del teatro comercial.
En otros años hubo grupos que perduraban en búsquedas propias. Estos mismos se disgregaron y el sistema los devoró en la individualidad de directores errantes y actores en búsqueda de una obra circunstancial. Terminó siendo Artei (Asociación Argentina del Teatro Independiente) el lugar donde nos nucleamos para poder hablar de los intereses del teatro alternativo.
En general, la cantidad de los productos casi nunca está ligada a la calidad y sería un gran avance que el próximo año se hable no sólo de obras y autores, sino de cómo se conjugan el sinnúmero de disciplinas que conforman una estética narrativa. Hay mucho talento suelto y esto debería ser articulado en un proyecto de transformación cultural. Es importante aprovechar la pasión y la movilización que provoca el teatro en Buenos Aires y en el país para no desilusionar a los jóvenes que buscan un colectivo que sostenga proyectos en el tiempo.
* Director, dramaturgo, investigador, fundador de La Otra Orilla Teatro.
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