La serie 12 casas, historia de mujeres devotas marca el inicio de Loza en otro lenguaje. La Televisión Pública le ofreció ser el autor de esta tira, pero con el correr del tiempo Loza se entusiasmó y actualmente es también el codirector junto a Eduardo Crespo. Escrita a cuatro manos por Loza y Ariel Gurevich, 12 casas... es una coproducción entre la Televisión Pública y Vasco Films. Estructurada en 48 entregas, la tira irá de lunes a jueves a partir de abril y estará compuesta por doce historias de cuatro capítulos cada una, con elencos rotativos. “Cuenta una especie de saga pueblerina en una ciudad del interior, imaginaria y en unos años ’80 también imaginarios. Y se enfoca en la relación de algunas mujeres amas de casa con la fe, con lo religioso, con los modos de creer. En la serie, lo religioso está ligado a lo amoroso. También se pregunta qué es creer o qué es creer hoy o hasta dónde se cree”, anticipa Loza. “Toma los últimos años de la dictadura. No hace una referencia directa, pero eso subyace en la serie todo el tiempo, de una forma tangencial. Aparece la religión, al igual que en mis películas, que no está burlada, pero sí analizada. La pulsión de lo místico es lo que aparece en la serie”, agrega Loza.

–¿Qué cambios notó como director de televisión respecto del trabajo en el cine?

–Muchísimos. Primero, son muchas más horas de trabajo. En el proyecto confluyen gente del cine con gente del canal. Había que encontrarse, entender el mecanismo. Es un ámbito nuevo. Primero fue un poco aterrador. Por suerte no estoy solo. Es un proyecto mixto que parecía imposible al principio, pero ahora está funcionando. Yo nunca tuve un rodaje de tantos meses. Y más allá del rodaje, es como otra cabeza porque acá estamos grabando un capítulo por día. Nunca grabás media hora de una película en ese tiempo. Hay algo de la síntesis y de lo vertiginoso que va sucediendo. En mi cine, la palabra no tiene un peso tan crucial como la imagen. Y en esta televisión la palabra tiene peso. Puedo hacer esta experiencia en la tele porque estoy muy acompañado por el equipo. En La Paz tuve un equipo de diez personas y en este caso hay unas cincuenta.