El 12 de julio de 2005, Oscar Araiz asumía la dirección del Ballet Estable del Teatro Colón. Un año más tarde encuentra la situación del teatro “más estable”, pero aún considera que “quedan muchísimos objetivos para cumplir, sobre todo en lo que respecta a la infraestructura, las condiciones de trabajo, la carrera, la jubilación: todos aspectos administrativos, corporativos y sociales que deben ser estudiados a través de las paritarias”. Actualmente le preocupa la continuidad de las tareas de los cuerpos estables ante el cierre del teatro por las obras de refacción. “Nos esperan tiempos muy difíciles –dice–, en noviembre será el cierre general y tendremos que estar fuera del teatro. Estamos tramitando la búsqueda de algún lugar para que la actividad no se interrumpa.”

–¿Cuál es su balance de esta primera etapa?

–Cuando me hice cargo del ballet, el teatro entero estaba en una situación difícil. Siento que la dirección actual ha cumplido con un objetivo fundamental que es poner más o menos en orden la situación. Eso no quiere decir que hayamos logrado remuneraciones justas, reconocimientos y otra serie de temas que deberán seguir siendo tratados. Pero, por lo menos, al haber orden se pueden poner las ideas en claro y ver el camino hacia donde se quiere ir. Esta dirección ha conseguido un diálogo, indispensable para poder llegar a algún acuerdo. Por eso podemos estar bastante satisfechos a pesar de que las condiciones son difíciles y afectan tanto a lo técnico como a lo artístico.