Viernes, 14 de marzo de 2014 | Hoy
MUSICA
Con funciones mañana a las 20.30 y el domingo a las 17, La vendedora de fósforos, de Helmut Lachenmann, se presentará en el Teatro Colón, con dirección musical de Baldur Brönnimann, y tendrá al propio compositor como narrador. Junto a la Orquesta Estable del teatro, que tuvo como preparadores a Armando Garrido, Natalia Salinas y, en las cuerdas, a Ralph Ehlers y Ashot Sarkissjan (integrantes del Cuarteto Arditti), estarán las sopranos Elizabeth Keusch y Yuko Kakuta, las pianistas japonesas Yukiko Sugawara y Tomoko Hemmi y Mayumi Miyata, una notable solista de shô –un órgano de boca tradicional de Japón– que ha grabado para el sello ECM la obra escrita para ese instrumento por Toshio Hosokawa. La vendedora de fósforos (la traducción literal sería La muchacha de los fósforos), escrita entre 1990 y 1996 y revisada en 2000, utiliza textos de Hans Christian Andersen, Leonardo Da Vinci y Gundrun Ensslin y, en rigor, no sigue una narración en el sentido tradicional ni responde al modelo convencional de ópera. En este caso se presentará en versión de concierto, aunque con un dispositivo escénico de Martín Bauer y Minou Maguna y diseño de luces de Matías Sendón. En palabras del autor, esta composición es “un monólogo interior que juega alrededor de las situaciones meteorológicas de la fábula de Andersen y los textos de Leonardo Da Vinci”. “Hay frío, oscuridad, calor, viento, volcanes y es la música la que narra la historia, una historia ambivalente que, por ejemplo, muestra la congelación como metáfora de la indiferencia de la sociedad ante el individuo.” En el relato, la niña vendedora se sienta en la calle bajo la nieve y enciende sus fósforos para calentarse. Dentro del fuego ve escenas de felicidad y abundancia, y al apagarse la última llama, conocerá su finitud.
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