Fernández compartió con Oscar Moro la base de La Máquina de Hacer Pájaros durante dos años y una amistad que duró toda la vida. Así lo recuerda: “Era un tipo simple, sencillo, cariñoso y auténtico. Valores que él poseía y que no sé si son muy importantes en los tiempos que nos toca vivir. La primera vez que supe de él fue cuando yo tenía ocho años y me regalaron un disco de Los Gatos. Siete años más tarde tocamos juntos y nunca paré de verduguearlo por el peinado que usaba en ese disco. Nos matábamos de risa. El tenía muy buen humor y hacía bromas sobre sí mismo. Desde entonces mantuvimos siempre la misma amistad, hasta el final. No hace mucho estuvimos toda una tarde escuchando música y recordando viejas y nuevas épocas. Hablamos de cosas muy importantes y lloramos de emoción con algunas canciones. Ambos sabíamos que el final se acercaba. El me decía que había conocido muchas personas a lo largo de su vida pero que ahora se habían borrado casi todas, que solo quedaban las verdaderas. Era lógico, el show estaba por terminar”.