Este año hay mucho para festejar en la Feria del Libro. Entre todos, vamos a escribir el capítulo 40 de una novela colectiva en la que se destacan especialmente los personajes. Encabezados, desde ya, por los autores que visitan la Feria: Borges y Bioy acompañándonos desde los primeros encuentros; Quino firmando libros con cariño y dedicación; una larga lista de nombres con brillo universal como los de Camilo José Cela, Italo Calvino, José Donoso, Doris Lessing, Nicanor Parra, José Saramago o J. M. Coetzee; la inolvidable visita de Ray Bradbury en 1997; las inauguraciones memorables de Juan José Saer, Ricardo Piglia o Luis Gusmán. Pero hay muchos otros personajes deambulando por estas páginas: son los editores que buscan y descubren a estos autores; los ilustradores que crean sus propias versiones; los diseñadores responsables de hacer los objetos más bellos que puedan; los traductores, correctores, jefes de prensa, vendedores, libreros, bibliotecarios, críticos, promotores de lectura y centenares de especialistas que tienen papeles fundamentales a la hora de hacer avanzar la lectura de este gran texto. Y ni hablar, por supuesto, de los arquitectos y constructores de los stands, del personal que atiende, de los sonidistas y guardias y gente de limpieza y cada una de las miles de personas que llegan a La Rural todos los días para que la Feria funcione tal como esperamos.

Ahora bien, si me preguntan por mis personajes preferidos, no tengo dudas y elijo a esos chicos que vienen distraídos, quizás obligados por una tarea escolar o para escuchar a alguna de las bandas de música que este año traerá la Ciudad Invitada de Honor. Mi esperanza es que se detengan un rato en algún stand, atraídos por la tapa de un libro, que lo tomen en sus manos y lean la contratapa. Que al rato se pongan de cuclillas y empiecen a revisar todos los libros acumulados en los estantes de más abajo. Y que al final se olviden definitivamente de a qué venían y se queden sentados ahí, en el pasillo angosto, leyendo y descubriendo un mundo nuevo. Porque la Feria es, por sobre todas las cosas, la gran posibilidad de encontrarse con libros, autores y lecturas, es decir, con miles de miradas sobre el mundo. En palabras del colombiano Darío Jaramillo Agudelo –uno de los escritores que participarán este año del Diálogo de Escritores Latinoamericanos–, la literatura es el poder “de la palabra escrita para cortarnos la respiración, para hacernos parpadear de la sorpresa, para exorcizarnos, para sonreírnos hacia adentro”.

* Directora de la Feria.