Pertenecer a una u otra provincia es, en cierto modo, pertenecer a un determinado recorte cultural y lingüístico. Las famosas tonadas que nos diferencian, y que reconocemos sin dificultad, dan muestra de la existencia de construcciones endógenas dentro de la nacionalidad. Variables históricas y geográficas, ciertamente muy difíciles de reconstruir, han generado que “cantemos la palabra” de maneras tan particulares y distintas a las de nuestros vecinos. Con seguridad, mucho podría decirse acerca de la convención de los límites, de las políticas de fronteras, etc. Sin embargo, y partiendo de la realidad instaurada, es indispensable la creación de espacios de diálogos, discusión e intercambio. Hay algo que proponer en esta materia, algo que generar. Parece imprescindible provocar tangentes interprovinciales que nos permitan crear espacios de trabajo cultural, espacios de novedad.

Olvidar o relegar la diversidad provincial es perder un inmenso potencial simbólico; es empobrecer la palabra, la comida, el humor, las costumbres. Y, sin duda, no dialogar es perderlo. Y tanto mejor si ese diálogo se desarrolla en el ámbito de la Feria del Libro, porque es en la literatura donde la palabra se verifica más potente y más perdurable. La palabra funda y sostiene identidad. Por eso me atrevo a decir que gurí, chango, pibe y culillo no son sinónimos estrictos. Pensarlo así es ignorar las distintas construcciones de la infancia. Es ignorar y malversar la riqueza cultural de nuestros pueblos. Tal vez sea necesario recalcar esto, porque hay muchas personas y muchos recursos ocupados en consolidar los aspectos globalizados, en reproducir modelos que se repiten idénticos en cada provincia. Adentro de un shopping no tengo modo de saber si estoy en Salta, Neuquén, Santa Fe o Misiones. Pero, ¿quiénes se ocupan de los espacios de diferencia y de soledad? El universal de las provincias está constituido por lo específico, por lo subterráneo. Es allí donde reside, en mi opinión, la potencia dialógica. Un diálogo de provincias es un diálogo de culturas adultas y estremecedoras donde podrán escucharse voces de hombres y mujeres, pero también de pumas y de volcanes.

* Escritora.