Lunes, 4 de agosto de 2014 | Hoy
TELEVISION › JACK BENDER, EL HOMBRE FUERTE DETRáS DE SERIES QUE HICIERON HISTORIA
Estuvo en proyectos como Los Soprano, Lost y Under the Dome, lo que lo convierte en una voz por demás autorizada para analizar el estado de las cosas en el mundo televisivo actual. “Un hermoso set sin buenas historias y sin buenas actuaciones no significa nada”, dice.
Por Eduardo Fabregat
Sin duda, Jack Bender es uno de esos personajes con los que podrían pasarse horas hablando de la nueva era de las series televisivas. El encuentro con Página/12 es más acotado, pero alcanza para algunas definiciones de uno de los hombres fuertes de la industria televisiva. “Yo llegué a este proyecto con el piloto ya filmado, pero nunca me involucro en algo que no me interese”, dice. “En cuanto lo vi quise hacerlo; yo creo que no podés hacer una serie si no construís sets, y aquí teníamos un set fabuloso de tres billones de dólares, que es el barco que aportó la US Navy. Pero ojo: tenés que tener una historia que valga la pena contarse. Si tenés sets que valga la pena mirar sin buenas actuaciones y sin una buena historia no significan nada, para eso agarrás un buen libro y mirás las fotos. Las buenas historias son buenas historias, punto.”
–Pero es claro que aquí la producción es un punto fuerte de atracción, ¿no?
–Sí, pero éste no es el show más caro que se haya hecho, hay dos o tres que costaron más. TNT quería hacer un show de acción y aventura, y luché para que al hacer los episodios no se minimizara lo que se veía en el piloto. Y dijeron OK, pusieron el dinero, tuvimos el equipo adecuado para realizarlo. No es muy común en los estudios... podría citar nombres pero no es muy político; algunos te dicen “queremos, queremos, queremos”, pero “no podemos pagar, pagar, pagar”. Y así no se puede. De todos modos, como miembro de la audiencia me interesa algo en lo que puedo sentirme involucrado en la historia y los personajes: eso es así, también para las películas.
–¿Cómo fue el proceso de casting?
–Los roles principales ya estaban cuando llegué al show, Eric, Rhona y Adam y un par de personajes más ya habían sido seleccionados. Cuando empezamos a hacer los siguientes episodios seleccionamos nueva gente. El corazón del elenco ya había sido decidido, pero yo no me involucro en un proyecto si no me gusta el elenco, si no pensara que los actores son buenos para sus roles. De cualquier manera, el proceso de casting es tan sencillo como elegir la persona más adecuada para ese personaje, que luzca real. No sólo querés a la “bella gente”.
–En su escritorio deben caer unos cuantos proyectos. ¿Cómo decide en cuál participar?
–Soy un tipo muy quisquilloso. Me tomé ocho meses antes de empezar Under the Dome y mi mujer ya se estaba preocupando, “¿cuándo vas a volver a trabajar?”. Pero no estaba feliz con nada de lo que me mostraban, no quería perder tiempo y energía en algo en lo que no creía. Cuando estaba terminando Under the Dome llegó The Last Ship y amé el piloto, la gente que iba a llevar el show, las actuaciones. Y nunca había hecho algo como esto. He hecho grandes shows, acción, pero nunca había hecho una serie con un tema como éste. Me pareció un buen desafío y frente al resultado estoy feliz de haberlo aceptado. TNT y Michael Bay querían algo de acción y aventura bien grande, pero creo que le dimos suficiente textura y humanidad para que sea algo más que una nave disparando.
–De algún modo, hay puntos de contacto entre Last Ship y Lost: ambas series presentan a un grupo de personas en situaciones extremas. ¿Qué semejanzas y diferencias encuentra?
–Una de las cosas interesantes de Lost es que trataba realmente sobre esa gente, con la catástrofe del avión ya sucedida. La buena tensión hace al buen drama, y ahí había mucho de eso. Pero cuando estás lidiando con algo como una pandemia mundial y los rusos que se volvieron malos y quieren matarte para quedarse con la vacuna, eso es realmente aterrador. Es importante el balance, porque si no te preocupás por los personajes no te preocupás por el show. En términos de tensión y de exploración personal, aunque hubo muchos episodios de Lost muy excitantes y con acción, trató de búsquedas más personales. Eso fue lo que enojó a muchos del final, que esperaban algo más impactante tipo “oh, la CIA descubrió dónde está la isla” o alguna mierda como esa. Muchos fans esperaban algo así y no lo que hicimos, que fue algo más personal y profundo, cómo vivimos nuestras vidas.
–¿Mira otras series? ¿Tiene algún juicio de valor?
–No, usualmente miro lo que tengo que mirar, en mi tiempo libre prefiero pintar, leer o alguna otra cosa. Que una serie sea buena o mala depende de lo que se haga con el presupuesto que se tiene. Fíjese In Treatment: amé ese show, que era dos personas en una sala hablando. Pero el guión es brillante, la actuación es brillante, la dirección es brillante. Y la gente quiso verlo. ¿Sabe por qué se hizo? Conocí al creador y me contó que simplemente se preguntó “¿qué estoy en condiciones económicas de hacer?”. Entonces filmó este piloto de media hora de una sesión de terapia, y un ejecutivo en TV dijo “esto no es caro de hacer”, y lo hizo. A veces nacen muy buenas cosas simplemente de la necesidad.
–Hace poco, a propósito del estreno de la segunda temporada de Under the dome, Stephen King dijo en una entrevista a este diario que “los estadounidenses le tienen miedo a todo”. ¿Es ese factor una de las claves del éxito que está teniendo The Last Ship en Estados Unidos?
–Stephen King es el rey en eso de mostrar a qué debemos tenerle miedo. Un maestro en investigar qué hay debajo de nuestra cama. Y creo que desde el 11 de septiembre de 2001 los estadounidenses viven con más miedo. Yo fui un chico nervioso, cuando era chico le tenía miedo a todo, y conozco la gente que sigue con eso siempre, pase lo que pase. Pero creo que Estados Unidos es un país que vive más en el mundo como es ahora. Fuimos un país mas naif antes del 11 de septiembre, y antes de tomar conciencia de que podés entrar a un K-Mart y volar en pedazos. Lo que sucede allá afuera es real, la gente vive más cerca del borde de la supervivencia de lo que nunca antes. Al crecer en Estados Unidos te sentías más protegido; fíjese que la Segunda Guerra Mundial nunca llegó a América, enviamos naves, hubo muchísimas vidas perdidas, pero la guerra nunca llegó a nuestras costas. El país tiene más miedo que antes.
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