El Teatro Negro de Praga ya llevó sus espectáculos a 68 países. Sus responsables suelen definir su arte como “la expresión dramática conseguida por el movimiento organizado de objetos plásticos y actores, en armonía con la música”. Vladimir Kubitschek tiene 47 años, se sumó al Teatro Negro de Praga en 1970, con 11 años. Luego de especializarse como titiritero, volvió al conjunto para quedarse. “No creo que nuestra compañía sea sólo una técnica –sostiene–, porque hay muchos grupos en el mundo que hacen teatro negro y no son iguales a nosotros, a pesar de la copia. Tenemos que pensar que hay otra cosa que nos diferencia. Nosotros no sólo movemos objetos en escena, sino que ponemos también una intención metafórica de la vida en juego, poética, mágica, muy influenciada por el surrealismo.”