Santa Fe también hace su aporte a la música popular para chicos. Es que, después de asistir a un curso de composición dictado por el gran autor Jorge Fandermole, Ruth Hillar y Daniela Ranallo decidieron crear un proyecto musical destinado a los más pequeños: Canticuénticos. Corría el año 2007 y la idea era componer “tomando como punto de partida ritmos de Argentina y Latinoamérica”. “Tenemos la convicción de que los chicos necesitan sentirse parte de una cultura propia, porque eso refuerza los lazos de una sociedad”, fundamenta Hillar, flautista y compositora. Dos años después, en 2009, sacaron su primer disco, Canticuénticos embrujados; y luego llegó Nada en su lugar (2013). En ambos recorren, entre juegos de palabras, cuentos y adivinanzas, una gran variedad de ritmos: candombe, zamba, huella, cumbia, carnavalito, joropo, gato, chacarera, cueca, huayno, chamamé, rasguido doble y chamarrita. “A veces hay un poco de resistencia desde los chicos y algunos grandes con respecto a ritmos como el chamamé. Por eso, nos interesa derribar ciertos prejuicios con los géneros, porque el bombardeo de música extranjera es muy fuerte. No estamos para nada en contra de la música foránea, pero no es lo único que hay”, reflexiona Hillar.

El septeto santafesino –que completan Daniela Ranallo y Laura Ibáñez (en voz), Daniel Bianchi (en guitarra), Gonzalo Carmelé (en bajo y contrabajo) y Nahuel Ramayo (en batería y percusión)– reconoce a María Elena Walsh como uno de sus principales referentes. “Ella nos marcó una línea de trabajo: considerar a los chicos personas inteligentes que tienen la capacidad de comprometerse y conmoverse”, explica y nombra también a Magdalena Fleitas, Mariana Baggio y Luis Pescetti, “un abridor de puertas con su poesía”. “Afortunadamente, éste es un momento en el que están pasando cosas en la música para chicos. En Córdoba está Coqui Dutto, que hace música para bebés. Y acá en Santa Fe están los grupos La Gordini y Paquito Project. ¡Hay gente desparramada por todos lados!”. La propuesta de Canticuénticos, al igual que muchos de sus compañeros de ruta, abre el juego a públicos de todas las edades. “Nuestra música no es sólo para chicos, incluye a toda la familia. Los papás y los abuelos también se enganchan en los conciertos. Los niños entran desde algún lugar y los adultos desde otro”, considera Hillar. Desde el sitio www.canticuenticos.com.ar, se pueden escuchar los dos discos online, descargar las partituras de las canciones y pistas de karaoke. “Es material que usan los docentes y los ponemos a disposición. Nos parece que es fundamental que esto pueda circular, porque la idea es que chicos y grandes se apropien de la música”.