Lunes, 27 de abril de 2015 | Hoy
CULTURA › OPINIóN
Por Marta Minujín *
La performance es absolutamente variable y variada. Hay por todas partes del mundo. Es una expresión de los artistas plásticos para producir situaciones en las que las personas vivan el arte. Se trata de vivirlo. No de mirarlo. Desobjetivar. Se puede objetivar lo que se ve.
Soy más adicta al happening, que inventé en los sesenta. Son situaciones irrepetibles, que suceden en un corto período de tiempo y espacio y que descolocan al participante. Empecé después a hacer performances: recuerdo una que hice en el MOMA, en la que un grupo de actores “raptaba” a los espectadores, los sacaban del museo y los llevaban a otra parte que no tenía nada que ver. A diferencia de la performance, el happening no se puede repetir. Si tiro pollos desde un helicóptero, no se puede volver a hacer... el happening es único. La gente solamente lo guarda en su memoria y tiene sensaciones. En la performance hay público, mientras que en el happening no todo el mundo está metido allí.
La performance que voy a hacer es una mezcla de happening y performance. ¡Es un delirio! Eventualmente podría volver a hacerla, porque queda un guión. Este festival es interesante. La gente va a poder vivir situaciones. Las performances las hacen los artistas visuales y los poetas, es raro que las hagan los actores, porque el teatro tiene un aspecto performático sutil, y el escenario es fijo. La performance no debería meterse en un teatro, pero también es posible.
Para mi trabajo utilizo las nuevas tecnologías. No las redes sociales, sino otras plataformas. Esta vez buscaré invadir los museos de arte contemporáneo del mundo con una imagen de mi performance en el Puente de la Mujer y que la gente relacione su Ser interior.
* Artista visual.
© 2000-2022 www.pagina12.com.ar | República Argentina | Política de privacidad | Todos los Derechos Reservados
Sitio desarrollado con software libre GNU/Linux.