–Como artistas que no eluden la realidad, ¿qué opinan del gobierno de Kirchner?

L.H.: –Lo veo con esperanza. Kirchner es un hombre que, pese a equivocarse muchas veces, es un empecinado. Para mí, es uno de los presidentes más interesantes de los últimos tiempos.

T.P.: –Coincido en que se equivocó muchas veces, pero sabe por dónde llevar al país. Sobre todo, me parece que hay una dirigencia latinoamericana muy pujante, distinta a la de años atrás. Ojo, nada es por arriba: es un proceso que empezó por abajo. Nuestra generación tiene un gran privilegio, porque vivió etapas muy diferentes. Tengo la sensación cotidiana de que siempre está por pasar algo más, en un sentido diferente al que venía porque, como decía Fidel Castro, los pueblos tienen sus tiempos.

–¿Cómo viven el proceso de salud de Fidel Castro?

T.P.: –Sentí una gran angustia, y me asombró tremendamente cuando vi por TV lo que pasaba en Miami. Pensaba en la contradicción de esa gente anticastrista que lo acusa de ateo y sale a celebrar que alguien está muriendo. Me hizo acordar a cuando acá ponían “Viva el cáncer” por Eva.

L.H.: –A mí me angustió mucho, porque la experiencia cubana nos ha marcado. Al mismo tiempo de pensar en Fidel persona, pensaba en lo que representa la Revolución Cubana como una experiencia latinoamericana que es necesario revisar, volver a mirar. Aun con todos los defectos que uno pueda pensar de ella, no es mejor lo que se le ha opuesto. El nuevo orden mundial nos está llevando a un lugar abominable, en el que está en juego la forma en que se condena a muchos a la ignominia.