Sábado, 2 de septiembre de 2006 | Hoy
TELEVISION
Reconocido ampliamente por su trabajo en la pantalla chica, Szifrón genera acaloradas discusiones entre aquellos que sostienen que hace cine en TV y los que argumentan que realiza TV en el cine. “La TV y el cine son medios de comunicación con reglas distintas, pero creo que el arte puede estar presente en ambos”, se defiende el director. “El porcentaje de películas que se televisan es altísimo y la cantidad de series que se han convertido en largos es igualmente contundente. No se pueden hacer distinciones claras respecto de sus lenguajes sin decir alguna que otra incoherencia. Nos guste o no, la evolución y mezcla de los distintos medios o soportes tornan más complejo el acto de definir los límites de cada uno y amplían el campo en el que un director puede expresarse.” En su caso, la manera que elige para canalizar esa necesidad expresiva es a través de una narración clásica. “Mis obras tienden a las estructuras narrativas clásicas, en las que el tiempo transcurre linealmente, hay uno o dos protagonistas bien definidos, y algún cambio contundente o aprendizaje se produce durante la aventura que se les presenta. Las tramas arquetípicas generan identificación porque la mayoría de las personas nos sentimos protagonistas de nuestras vidas, nos topamos tarde o temprano con eventos que producen cambios trascendentales en nuestro comportamiento y, si aún no nos topamos, soñamos con el hecho de que eso ocurra.” En tal sentido, a Szifrón se lo puede categorizar como “sapo de otro pozo”, debido a su deliberada intención de hacer una “TV de autor”. “A menudo –detalla– la contundencia narrativa le quita notoriedad a la puesta en escena y a la expresión a través de imágenes, aun cuando las imágenes estén ahí. Yo disfruto que se contemplen y digieran inconscientemente, pero lo cierto es que el devenir dramático, si está desarrollado con cierta pericia, captura casi toda la atención. En la TV casi siempre el devenir dramático es trillado y la puesta en escena es o antigua y falta de creatividad o moderna pero tan arbitraria que termina agotando. Pocos hablan de TV de autor o de arte en TV, pero cuando aparece una serie en la que ideas e imágenes se funden en una historia, como fruto de la creatividad y no de la casualidad, llama la atención. Eso pudo haber pasado con Los simuladores y explicaría lo de ‘cine en televisión’.”
Según su propia visión sobre el cine, es su manejo de las estructuras clásicas el que genera que se lo asocie al “cine comercial”. “En contraposición, el cine que desafía las estructuras clásicas, que elimina el concepto de trama, que pone en la superficie imágenes desvinculadas de una historia comprensible, se lo llama cine de ‘arte’. Esa es una confusión que excede a los directores, que quedamos atrapados por las definiciones que la crítica hace sobre nosotros como un alumno que ingresa al secundario y alguien le pone un apodo que él no desea. Es probable que Tiempo de valientes haya resultado para algunos más narrativa que visual o, más peyorativamente, ‘un guión ilustrado’. Calculo que esto podría explicar lo de ‘TV en el cine’, aunque en ningún punto fue mi intención: había humildad en el hecho de contar una conversación con un plano/contra plano, pero nunca falta de imaginación y, mucho menos, vagancia”, subraya.
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