Domingo, 6 de marzo de 2016 | Hoy
FOTOGRAFIA
Cuando la ministra de Seguridad, Patricia Bullrich, anunció el protocolo de seguridad para las manifestaciones, muchos periodistas alzaron la voz. Es imposible dar cuenta cabal de los hechos si los reporteros y fotógrafos sólo pueden cubrir una marcha desde un rincón asignado por el Gobierno. Aun más, fotografías como las que expusieron los asesinatos de Maximiliano Kosteki y Darío Santillán no hubieran sido posibles con semejante protocolo. “Es perverso, es una manera de tener más control de lo que ocurra en el campo popular”, fustiga Piovano. “Ya tienen un control casi absoluto de lo que se publica a través de las corporaciones, de cuál es la información que sale al exterior y al interior de nuestro país, y encima ahora quienes no trabajen para ellos no van a poder acceder a la información”, critica. “Aducen que van a protegernos, pero en realidad nos dicen que si bajamos y hacemos una foto que no quieren, tenemos un tiro asegurado o nos dan con la picana que aprobó la Corte Suprema”.
“Esto se ha convertido en una pesadilla –continúa el fotógrafo–. Tenemos las libertades individuales coartadas, laceradas. Los derechos sociales ganados los perdemos todos los días. Con cada mate a la mañana nos encontramos con un derecho menos”. En Europa, la cosa no está mucho mejor para el fotoperiodismo, lamenta Piovano, aunque las causas son otras. El principal motivo es el retroceso del papel y el avance del periodismo online. “Lo que he visto en Europa es que casi no quedan fotógrafos de staff, todos son freelance y el fotoperiodismo ya no se financia más por empresas periodísticas”. Los medios de comunicación ya no sostienen una investigación: “Todo depende de la energía personal que tenga un fotógrafo para sostener la fotografía documental, el fotoperiodismo de investigación”.
“Esto pone en riesgo la fotografía documental –sigue el fotógrafo–. Si vos tenés dinero para hacerla, bien. ¿Y qué pasa con la mayoría de los compañeros que no tienen para tomarse un mes, hacer un viaje y trabajar? Lo que sí pasa es que empieza a haber algunas fundaciones que financian o premian trabajos independientes, que así se convierten en garantes de la continuidad de la fotografía documental. Pero solamente lo van a poder hacer unos pocos, los que consigan esas becas y sean hábiles para relacionarse. Es muy loco lo que sucede con el registro de la actualidad, pero lo que necesitamos es reflexión, investigación. Para poder hacer lo que hizo el periodismo: poner en la mesa algo que ocurre para levantar la conciencia y dar luz a los espacios oscuros”.
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