Martes, 26 de septiembre de 2006 | Hoy
MUSICA
Alberto Podestá tiene una hija, Betina, que también canta tangos. Y más de un cruce con cantores jóvenes con quienes compartió escenarios, como Ariel Ardit, o Chino Laborde y Cardenal Domínguez, que estarán como invitados en los conciertos que dará en el Tasso. A la nueva guardia, sin embargo, le tiene reservados algunos retos.
–¿Qué consejos les da a los nuevos cantores de tango?
–Si tienen condiciones, les digo que tienen que estudiar y tienen que escuchar. Que escuchen mucho a Gardel, el profesor más grande que puede tener un cantor de tango. Ahora hay muchachos que cantan un tango y se quedan en una frase, ralentan, paran una y otra vez; o que gritan mucho, sin matices. Tendrían que escuchar más a los cantores de orquesta; no a mí, a todos los grandes. Los directores de orquesta nos enseñaron algo: no grites, leé las letras, hacé esto que queda lindo... Y supimos escucharlos. Los pibes de ahora no escuchan. Yo aconsejé a mucha gente, pero no me dan bolilla.
–¿Qué le gustaría que escucharan?
–Lo que me dijo a mí Di Sarli cuando cantaba fuerte: “Hay que cantar con el interés, no con el capital”. No te vas a jugar toda la plata de un golpe. Ahí viene el matiz, la media voz, todo. Cuando cantabas un poquito fuerte, Di Sarli te decía: “¡Interés, pibe, interés!”. Y tenía razón.
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